jueves, 14 de febrero de 2008

Dime que vuelves y anulo todo


Días llevo con la idea desde que leí aquella frase en forma de grito. Solo era tiempo entonces, de esperar el día de San Valentín...

Los rumores son confusos, como lo son estos tiempos donde los cuernos son parte de lo cotidiano, y no lo digo precisamente yo por ser un Minotauro, ya que lo mió es de nacimiento. No se puede saber a ciencia cierta quien tomo la iniciativa, si él o ella. Solo está claro que a partir de ese momento, alguno de los dos llego a un punto irreversible, de esos que el rencor o la caída de una venda, nunca permite la vuelta. El resto de la historia sería, lo que llaman los conocedores en la materia: estertores.

A veces cuando la soledad me recuerda mis sueños, escribo en las paredes de mi prisión frases, apenas, con lo poco que queda de mis sentimientos. En las piedras duran poco debido a no sé que extraña circunstancia; pero en mi perduran sus letras, dispuesto como estoy a no dejarme quitar de nuevo lo que para mi tenga valor. La última de estas que escribí fue, nadie tiene en su casa pájaros sino jaulas.

Es un error creer que el amor tiene que ver con la posesión, tratar de poseer al otro, vigilarlo y cuidarlo, como parece dijo la Bruni en una ocasión sobre los maridos, que se debía saber conservarlos. Todo más allá de la confianza, no puede ser, en el mejor de los casos, más que la vigilancia de un tesoro; en el peor dos vigilándose a partes iguales por tomar uno al otro por ladrón. Nada que ver con quien desea lo mejor para el ser amado, aunque ese acto implique perderlo. Así de simple, y sin excusas como que, si le retengo a mi lado es para que nadie te haga daño, que yo le protejo. Que ese cuento hace mucho es viejo. Nadie puede amar a un pájaro encerrado ni menos aun esperar que el ave ame a uno cuando se le quita -en lugar de dar- la libertad. Ni tampoco ninguno tiene el derecho a comprar un ave con alimento para hacerla venir a uno. No, por lo menos quien ame los pájaros.

Y sí, conmigo no hay ningún animal más que yo. Pero sé de la existencia de los pájaros, porque antes de mi encierro los he visto, y hoy siempre oigo sus lejanos cantos.

Sarkozy quiso hacer de Cecilia una parte de él sin darse cuenta que de esa manera la mujer dejaría de ser ella. Craso error en la mitología francesa. La unidad que se busca en el amor, aquella leyenda tan celta como gala, de que dos mitades nacen en el Mundo mas allá del tiempo, siendo el fin de la vida encontrarse para volver a ser uno; no se cumplía. Entonces Cecilia se fue, pero regreso pensando en el futuro de él. Quizás en que la necesitaba, pero él no vio lo que ella necesitaba. Y ahí se quedo Sarkosy encerrado en una jaula gigantesca justo construida para su amada.

De Cecilia no se ha vuelto a saber para el horror de tantas personas dispuestas a cualquier cosa con tal de lograr la fama, estuporizadas (no confundir con estupidizadas) con alguien capaz de renunciar a esta. Apenas se dice que ella vive en Londres con alguien, seguramente comerá mal por estar donde está, y hasta allí llegan los comentarios, quizás un poco mas, pero siempre solo lo necesario. No vaya a ser que estuviera hasta feliz, porque estamos hablando del Presidente de Francia.

Él, por su parte, se saco de la manga a una mujer ideal para lo que buscaba. Una chica, de buena familia del Norte de Italia. Los Bruni una de esas estirpes que siempre comen sopa de primer plato en lugar de pasta que es costumbre de italianos, y a la primera oportunidad se marcharon a Francia donde siempre sintieron que pertenecieron, por mucho allí dirán ahora que son italianos. Clara Bruni, famosa modelo, que supuestamente es intelectual por afición y matrimonios pero de la cual nunca ha salido una frase donde la inteligencia prevalezca sobre la astucia, con formación musical de calidad, sabe que lo suyo puede ser a lo sumo cantar pero no hablar. En fin, un florero profesional.

Sakorsy le pidió matrimonio regalándome el mismo anillo que a Cecilia, aunque antes de eso la llevo de viaje a lugares románticos como solo pueden ser las ruinas de Petra, y donde para crear intimidad o ambiente llamo a los periodistas. Allí o un poco mas atrás, la debió dicho que lo suyo era amor y lo demás cuento. La Bruni con la misma sinceridad de sus otras relaciones debió de contestarle de igual manera, pues para algo sirve la práctica. Luego vendría el mensaje a Cecilia, cuando no la oportunidad, como seguramente mejor pensara el Presidente francés. Porque la sensibilidad tiene estos detalles. Pero el último tren siguió su marcha sin regreso a los palacios de París. Cuatro personas, dos parejas en diferentes países, quizás ninguno de ellos enamorado, si no peor aun, vacíos por dentro pero poderosos por fuera, a lo mejor saben que el amor para ellos es apenas un capricho, donde el ego, el dominio, el rencor, los celos y exigiendo perdón son parte de la forma actual con la cual se comunica todo aquel incapaz de amar. Ellos no tienen escape, igual que yo, y quizás tú tampoco.

En fin, hoy es San Valentín.

2 comentarios:

Escarlata dijo...

Es una visión distinta del Dia de San Valentín. Ver el amor como uan creacion por parte de uno mismo es un error, el amor no se crea...sino que nace por generación espontánea. Es una energía, por lo tanto ni se crea ni se destruye..solo se transforma. Pero en qué...

Me ha gustado es bueno, triste, melancólico..pero sobre todo una forma original de ver el mundo rosa..tan denostado hoy dia.

Sigue adelante.

El Minotauro dijo...

La generación espontanea y Spallanzani. Si no esta mal esto de nacer el amor de la materia muerta, el revivir lo inerte, el poder hacer exista cuando jamas se tuvo vida. Justo lo que necesito pero no encuentro.

Gracias por tu comentario.